Por: Claudia Herrera A.
Un duelo se hace presente desde la pérdida de un familiar, un divorcio, separación de alguien querido, una operación en la que se retiró un órgano del cuerpo, o incluso quedarnos sin trabajo.
Por esta razón la Tanatología puede aplicarse a todos estos casos, que representan “pérdidas” en la vida propia y mediante la cuál podemos lograr evitar caer en depresión, y tratar de comprender mejor los sucesos vividos.
Con el diplomado en esta materia realizado en el Instituto Nacional de Tanatología en la ciudad de México, María J. Buentello Muciño explicó que cualquier tipo de pérdida, incluyendo a las mascotas de casa, puede ser mejor entendida desde este punto de vista.
“Hablamos de que desde este estudio del buen morir, no sólo nos dirigimos a las familias que viven un duelo, sino a los pacientes que están atravesando por circunstancias difíciles como quimioterapias o diálisis”.
En todas las pérdidas hay cinco etapas identificadas:
Explicó que en todos los duelos, no importando la causa que lo provoque, se viven cinco etapas:
La primera de ellas es la Negación: en esta parte nos preguntamos “¿por qué me pasa a mí? o ¿Por qué le sucede a esta persona?, si en la vida hemos o han sido buenos”.
En un segundo momento llega la etapa de la Ira o Rabia: aquí “peleamos con Dios” tratando de comprender porque suceden este tipo de situaciones o pérdidas.
En un tercer plano se llega al Regateo o Negociación: donde negociamos la pérdida, intentando brindar algo a cambio, como por ejemplo pedirle a la Virgen que sane un familiar a cambio de ir a una peregrinación.
Ya en un cuarto momento se cae en Depresión: aquí es donde sentimos una tristeza real, sentimiento que todas las personas en duelo experimentan, detalla la tanatóloga, Buentello Muciño.
Y al final llega la Aceptación: La parte más difícil de lograr para estar en paz con uno mismo.
“Todos los seres que sufrimos una pérdida pasamos por estas etapas y esto lo comprobó la pionera y creadora de esta materia, Elizabeth Kübler-Ross en sus
estudios con pacientes terminales y familias afectadas por esta situación”.
La Tanatología evita caer en serias depresiones:
Algo importante de mencionar, fundamenta de María J. Buentello, es que el duelo lo podemos vivir por muchas circunstancias, no sólo por el fallecimiento de un familiar sino incluso por la pérdida de un trabajo, una mascota a la que considerábamos parte de nuestra familia, por un divorcio, una separación o incluso por una cirugía en la que retiraron un órgano como la matriz.
“Esta última situación es especial porque existen casos en lo que a la paciente le retiraron la matriz y se puede sentir: menos mujer que antes, por este hecho. Entonces es importante trabajar con ellas para superar esta pérdida”, explicó.
Cabe destacar que actualmente la Tanatología puede estudiarse por medio de talleres o bien por diplomados, y en ambos casos es de mucha utilidad conocer la forma de sobrellevar momentos complicados.
-¿Hay grandes avances en la Tanatología?
-Mucho depende de quien brinde el apoyo a las personas, porque se tocan muchos aspectos en los que se requiere, a veces, ayuda de la psicología o incluso de la religión…todo enfocado para que el paciente o quien solicita el apoyo este en paz.
Por esa razón se habla de lo importante que es “cerrar círculos” ya sea con la expareja, si se trató de un divorcio o separación; o con la familia; “porque muchos de estos casos son los más complicados de resolver debido a que las relaciones están deterioradas”.
-¿El apoyarse en la Tanatología nos evita llegar a depresiones severas?
-Yo creo que sí, porque antes muchas personas que atravesaban por una pérdida no llegaban a la Aceptación, y se quedaban en el estado de Depresión muy profunda, y que en ocasiones obligaba a ir con el psiquiatra para recibir atención.
Ahora podemos hablar de llegar a un estado depresivo por problemas diversos, pero al estudiar la Tanatología y comprenderla evitamos ir a médicos para sobrevivir a la depresión.
“Un buen apoyo a tiempo nos evita caer en depresiones profundas”, concluyó la tanatóloga, María Buentello.
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